jueves, 18 de junio de 2009

La Cruz de Ferro


Una vez pasado Foncebadón se llega a la cumbre del Irago, de unos 1.500 metros de altitud, donde encontramos la llamada Cruz de Ferro. Sobre un montículo de piedras que los peregrinos van aquí depositando, se alza un tronco de roble de aproximadamente 5 metros de altura, rematado por una sencilla cruz de hierro de la que toma su nombre el monumento.

El origen y significado de esta singular estructura se encuentra, según algunos estudiosos, en el periodo de ocupación romana (en los hitos o mojones que marcaban la separación de dos circunscripciones territoriales). Para otros, sin embargo, se trata de un milladoiro, un amontonamiento de guijarros que desde época ancestral formaban los caminantes en determinados lugares para invocar a las divinidades protectoras de los caminos.

Cristianizada esta tradición, los peregrinos creían que el día del Juicio Final, «cuando las piedras hablen», éstas testificarán que el romero había cumplido en vida su peregrinación; en caso de no haber arrojado la piedra, aquélla no tendría validez.

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